Por: Zoila Castro, consultora de moda y marketing internacional | IG: @zoi.marketinginsider | Web: zoimarketinginsider.com
A lo largo de la historia occidental, las mujeres siempre hemos sido relegadas a usar faldas y vestidos, en lugar de pantalones. Esta tradición continuó hasta mediados del siglo XX, cuando la alta costura dictaba la silueta ajustada y acampanada, que ahora se considera el epítome de la feminidad.
A medida que la era del New Look se desvanecía, los pantalones para mujer se volvieron cada vez más comunes. Pero, incluso antes de este cambio radical, hubieron algunos casos aquí y allá en los que las mujeres, que usaban pantalones, se consideraban aceptables, aunque sin dejar ver cierta controversia.
Si hacemos un poco de registro histórico, la adopción de los pantalones como una prenda de vestir popular para las mujeres, en la sociedad occidental, tiene sus raíces en el movimiento de reforma del vestido, a mediados del siglo XIX.
Aunque las mujeres de aquella época ya usaban ropa similar a un pantalón, si se dedicaban al ejercicio físico o al trabajo doméstico, estas no se llevaban a vista del público.
La revolución de la moda
Por esas épocas comenzó a adoptarse el concepto del rational dress, que era equivalente a transmitir el mensaje de tener la libertad de usar pantalones en público. Algunas lo querían por razones puramente prácticas, como la comodidad y la facilidad de movimiento. Para otras, usar pantalones estaba ligado al movimiento por los derechos de la mujer, una cruzada radical y controversial.

Bloomers, una prenda con poder
En Estados Unidos, Elizabeth Smith Miller diseñó una primera versión de ropa tipo pantalón para mujeres, alrededor de 1851. Consistía en una falda que se extendía por debajo de las rodillas, junto a unos pantalones ‘turcos’ sueltos que se juntaban en los tobillos, combinados con una chaqueta corta que se llevaba encima.
Conocidos como bloomer, esta prenda tomó su nombre de una de las primeras defensoras del diseño de Miller, Amelia Jenks Bloomer.
Si hablamos de otras precursoras de la defensa de los pantalones femeninos, no podemos olvidar a la médico y reformadora Mary Edwards Walker y la sufragista Elizabeth Cady Stanton.
A pesar de gozar de popularidad en algunos círculos, esta pieza no cesó en generar controversia. No obstante, su uso diario se desvaneció después de unos años, y los pantalones para mujeres volvieron a quedar relegados a una gama limitada de actividades, como el ejercicio o las tareas del hogar.
Sin duda, las mujeres han sido protagonistas de muchos sucesos históricos que las llevaron a dejar huella. La moda, aquella que se reinventa década tras década, no es la excepción.

*Las conclusiones y opiniones vertidas en esta columna son propias y de responsabilidad del autor.