La cantante Lizzo, quien promueve activamente mensajes sobre la diversidad y el amor propio, está siendo demandada por tres de sus ex bailarinas, quienes la acusan de acoso y de mantener un ambiente laboral hostil.
Varios medios como CNN y Variety tuvieron acceso a la demanda iniciada en la Corte Superior de Los Ángeles contra la ganadora del Grammy, su productora Big Grrrl Big Touring, Inc, y Shirlene Quigley, líder del equipo de baile.
Entre las acusaciones realizadas por Arianna Davis, Crystal Williams y Noelle Rodriguez, se encuentran denuncias de acoso sexual, religioso, racial, capacitismo, agresión y hasta detención ilegal.
Una de las bailarinas afirma que la presionaron para que tocara a los artistas desnudos durante una visita a una sala de espectáculos llamada Bananenbar en el Barrio Rojo de Ámsterdam, Países Bajos.
“Las denunciantes estaban horrorizadas por la poca consideración que Lizzo mostró por la autonomía corporal de sus empleados y quienes los rodeaban, especialmente en presencia de las muchas personas que empleaba”, se lee en la denuncia.
Las bailarinas explicaron que tuvieron que aceptar otras situaciones incómodas por temor a sufrir represalias y ser despedidas. Una de ellas incluso relata que su trabajo fue cuestionado por Lizzo porque a la cantante le molestaba su “aumento de peso”.
Después de la reacción hacia las acusaciones, la directora Sophia Nahli Allison usó Instagram para compartir su experiencia trabajando brevemente con Lizzo.
La cineasta afirma que fue contratada para dirigir un documental sobre la cantante, pero abandonó el proyecto dos semanas después por el comportamiento de Lizzo. «Ella me trató de forma irrespetuosa. Fui testigo de lo arrogante, egoísta y cruel que es», dijo Allison.