Escribe: Lorena Mondoñedo | IG: @lorenacontentcreator
Fotos: Difusión
Cada primer sábado de febrero, todas las copas pisqueras se levantan para celebrar a un cóctel soberano que, con su sola presencia, logra contagiar de frescura y elegancia a donde llegue. Desde el año 2004, el Gobierno instituyó el Día Nacional del Pisco Sour, una fecha especial para rendirle pleitesía durante el inclemente verano.
El orgullo del peruano hacia el pisco sour se deja ver en cada vaso y/o copa, pero la perspectiva de un extranjero también puede decir mucho. Algo así como la afinación que Adam L. Weintraub, un fotógrafo y empresario inglés radicado en Seattle (Estados Unidos), pudo construir con nuestro país tras emprender importantes rutas gastronómicas por el mundo.
Cuando sus sentidos cayeron rendidos a la elegancia y clase de nuestro pisco, empezó una relación con la cultura peruana, en especial con la andina, que está más que vigente durante 15 años y que puedes disfrutar en el Museo del Pisco.
Si nos remontamos años atrás, antes de estar inmerso en la cultura pisquera, ¿cómo eran tus días detrás del lente fotográfico, en Estados Unidos?
A diario, me dedicada a proyectos fotográficos en Seattle. Trabajé para revistas, diarios, museos y todo lo que engloba el mundo del arte en esta ciudad. En ese plano, empecé a incluir tours fotográficos internacionales que me llevaron a países como Colombia y Perú.
¿Cómo nació la conexión con el Perú, específicamente con Cusco?
Todo fue por amor a una cusqueñita y continuamos juntos hasta hoy aquí, en Seattle. Tenemos un hijo, y ese deseo por mantener una conexión con su familia, y con la cultura andina, me llevó a tener la ‘excusa’ perfecta de introducirme más en el Perú.
¿Por qué elegir Cusco como punto de partida para formar tu propia marca enfocada en el pisco?
Elegí Cusco no solo por mi familia, también por ser uno de los primeros centros turísticos del Perú. Sabía que, si quería exponer el valor del pisco, tenía que hacerlo en una ciudad que todos los años da la bienvenida a miles de extranjeros.
Además, gracias a mis tours fotográficos en la ciudad Inca descubrí el arte culinario del lugar donde interactuaba con chefs y bartenders, es ese momento donde me doy cuenta que los turistas preguntaban por el pisco y yo tenía que documentarme sobre ello.
¿Tienes alguna anécdota?
Recuerdo que, en 2006, cuando llevaba a un grupo de turistas a un restaurante cusqueño, notaba que el personal no sabía mucho de pisco; era un enigma y me sentí obligado a conocerlo más. Ahí descubrí que había una oportunidad de compartir mucha información sobre este destilado.
¿Crees que el peruano es pisquero?
Creo que el peruano promedio todavía no tiene una relación estable con el pisco. Es importante que conozca la historia de su propio destilado. Puede que no sea muy accesible por muchos factores.
Este mes se le rinde culto al pisco sour, ¿qué es lo que más valoras de este cóctel?
Valoro mucho la experiencia sensorial que deja en las personas. El pisco sour es el cóctel con el que mejor se puede expresar el sabor del pisco. Gracias al limón, azúcar y la textura de la clara de huevo, se puede elevar su propia esencia.
¿Cuáles son los aspectos que no se deben olvidar en la preparación del pisco sour?
Es importante que el barman tenga claros conocimientos sobre esta bebida. Si no existe una técnica adecuada y ordenada, no va a salir bien. Por ejemplo, nosotros no usamos licuadora para prepararlo.
*Relatos sobre el pisco
Adam Weintraub ha trasladado su pasión pisquera hacia la creación de algunas publicaciones. Su primer libro fotográfico, Vista andina, revela una mirada hacia la región de Cusco y su cultura milenaria.
Además, en 2018 publicó Pisco patrimonio, un relato fotográfico que brinda un viaje cultural en torno a nuestro destilado bandera para el mundo. La publicación recibió grandes reconocimientos en el exterior, como ser considerado el mejor libro fotográfico en el ámbito de los espirituosos.
